Entrando Ante El Trono Fijo
Fix Your Eyes on Jesus • Sermon • Submitted • Presented
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Notes
Transcript
Tiempo de Oración.
Por tanto, acerquémonos con confianza al trono de la gracia para que recibamos misericordia, y hallemos gracia para la ayuda oportuna.
¿Quién o qué es la fuente de nuestra ayuda cuando enfrentamos dificultades?
I. Dios es inmanente, lo que significa que tenemos acceso claro a Él.
I. Dios es inmanente, lo que significa que tenemos acceso claro a Él.
Ahora, al referirnos a la inmanencia divina: la inmanencia significa que Dios está presente en el orden natural, la naturaleza humana y la historia.
John S. Feinberg
Dios está lo suficientemente cerca como para que no tengamos excusa de ignorancia, pero lo suficientemente lejos como para que necesitemos un Salvador.
Jesús hace posible la trascendencia y la inmanencia de Dios una existencia muy real.
II. Gracias a Jesús, debemos aprender a dar lo que recibimos, es decir, misericordia y gracia.
II. Gracias a Jesús, debemos aprender a dar lo que recibimos, es decir, misericordia y gracia.
La misericordia de Dios es tan grande que más fácilmente podrías agotar el mar de su agua, o privar al sol de su luz, o hacer que el espacio sea demasiado estrecho, que disminuir la gran misericordia de Dios.
Charles Spurgeon
Así como Jesús nos lo mandó, debemos perdonar así como hemos sido perdonados por Dios mismo.
Cuando se trata de ser discípulos, debemos mostrar gracia y misericordia como la que hemos recibido. Esto es muy difícil, pero gratificante.
III. Dios mismo es quien ayuda a los pecadores y a los santos redimidos.
III. Dios mismo es quien ayuda a los pecadores y a los santos redimidos.
El creyente no es redimido por la obediencia a la ley, sino que es redimido para obedecerla.
John Murray (Professor)
La ley de Dios es buena en cuanto nos muestra que somos pecadores, pero no está destinada a gobernarnos.
La obediencia es el resultado de una aceptación gozosa de la gracia de Dios.
Haya, pues, en ustedes esta actitud que hubo también en Cristo Jesús,
el cual, aunque existía en forma de Dios, no consideró el ser igual a Dios como algo a qué aferrarse,
sino que se despojó a Sí mismo tomando forma de siervo, haciéndose semejante a los hombres.
Y hallándose en forma de hombre, se humilló Él mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
Por lo cual Dios también lo exaltó hasta lo sumo, y le confirió el nombre que es sobre todo nombre,
para que al nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en el cielo, y en la tierra, y debajo de la tierra,
y toda lengua confiese que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.
Conclusión
Conclusión
En Jesús tenemos tanto un Rey misericordioso, un Juez justo como un Intercesor perfecto. Podemos confiar en Él plenamente y verdaderamente para todo en la vida.