Respóndeme, Jehová, respóndeme. 1 Reyes 18:36-40
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Iglesia Bautista Victoria
Reunión de oración los miércoles por la noche, 16 de octubre
Respóndeme, Jehová, respóndeme. 1 Reyes 18:36-40
Respóndeme, Jehová, respóndeme. 1 Reyes 18:36-40
Buenas noches hermanos y hermanas en Cristo. Gracias por estar aquí esta noche. Es una alegría estar con todos ustedes para orar y estudiar cómo orar.
Podemos acercarnos al Señor con las peticiones más fervientes. ¿No? Podemos ser como el rey David y derramar nuestros corazones ante un Dios que quiere escucharnos y satisfacer nuestras necesidades. ¡Qué privilegio tener un Dios con quien podamos tener una comunión como esa! Pero es importante entender que venimos a suplicar a Dios, no a hacer trueques con él. Cuando venimos con peticiones serias y derramamos nuestras emociones al Señor, lo hacemos entendiendo que, en fin, se trata de su regocijo y gloria. Esta noche, me gustaría que echemos un vistazo a la oración de Elías en 1 Reyes 18:30-40:
30Entonces dijo Elías a todo el pueblo: Acercaos a mí. Y todo el pueblo se le acercó; y él arregló el altar de Jehová que estaba arruinado. 31Y tomando Elías doce piedras, conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob, al cual había sido dada palabra de Jehová diciendo, Israel será tu nombre, 32edificó con las piedras un altar en el nombre de Jehová; después hizo una zanja alrededor del altar, en que cupieran dos medidas de grano. 33Preparó luego la leña, y cortó el buey en pedazos, y lo puso sobre la leña. 34Y dijo: Llenad cuatro cántaros de agua, y derramadla sobre el holocausto y sobre la leña. Y dijo: Hacedlo otra vez; y otra vez lo hicieron. Dijo aún: Hacedlo la tercera vez; y lo hicieron la tercera vez, 35de manera que el agua corría alrededor del altar, y también se había llenado de agua la zanja.
36Cuando llegó la hora de ofrecerse el holocausto, se acercó el profeta Elías y dijo: Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel, y que yo soy tu siervo, y que por mandato tuyo he hecho todas estas cosas. 37Respóndeme, Jehová, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos. 38Entonces cayó fuego de Jehová, y consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo, y aun lamió el agua que estaba en la zanja. 39Viéndolo todo el pueblo, se postraron y dijeron: ¡Jehová es el Dios, Jehová es el Dios! 40Entonces Elías les dijo: Prended a los profetas de Baal, para que no escape ninguno. Y ellos los prendieron; y los llevó Elías al arroyo de Cisón, y allí los degolló.
Del ejemplo del profeta, esta noche vamos a aprender que, al igual que Elías, 1) nuestras oraciones pueden ser sencillas. Tal vez corto. Pero deben ser sinceros. 2) Nuestras súplicas son principalmente para revelar la gloria de Dios, y 3) nuestras suplicas son para satisfacer las necesidades espirituales.
1) Nuestras oraciones pueden ser sencillas. Tal vez corto. Pero deben ser sinceros. Elías se enfrenta solo en una guerra espiritual contra cuatrocientos profetas de Baal. Toda su oración a Dios es de solo cincuenta-nueve palabras. Pasó más tiempo preparándose para su oración que orando. No estoy tratando de decirles en esta noche que ustedes tienen que orar corto. La lección simplemente es que nuestras oraciones sean significativo y sinceras. Cuando comparamos su oración con muchas oraciones en la Biblia, no vemos nada especial. Nada elocuente. Sin embargo, Dios respondió a su oración poderosamente. Aunque era sencilla y corta, la oración de Elías era sincera y sentida. Lo sabemos porque:
a) de la preparación significante de Elías en los versículos 31-35 al construir el altar con las doce piedras,
b) su súplica a Dios en el versículo 37, "Respóndeme, Jehová, respóndeme",
c) y también por la agradable respuesta del Señor de fuego consumidor.
Al igual que Elías, nuestras oraciones deben ser significantes y sinceras. Otro ejemplo de la oración de Elías que podemos imitar es que..
2) Nuestras peticiones no se refieren principalmente a nosotros. Las debemos pedir con un corazón que desea que Dios sea exaltado. Fíjate en la petición de Elías en el versículo 36: "Jehová Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel". ¿Tenía Elías el profeta necesidades? Sí, los profetas de Baal lo superaban en número y su vida estaba en peligro. Pero, ¿su petición proviene de un lugar de miedo personal?, no. Su deseo principal es la exaltación de Dios. Definitivamente, Dios se preocupa por nosotros. Él obra a través de nuestras necesidades para darse gloria a sí mismo.
3) También vemos el cuidado de Elías por las necesidades de otras personas. Él sabe que si los demás ven a Dios por lo que realmente es, la gente verá su necesidad de humildad, arrepentimiento y restauración. Mire de nuevo el versículo 37: "para que conozca este pueblo que tú, oh Jehová, eres el Dios, y que tú vuelves a ti el corazón de ellos". No podemos olvidar que Dios es el que trae a las personas hacia sí. Cuando oramos, evangelizamos, etc., somos instrumentos de la obra y la gloria de Dios. El resultado de la oración de Elías es increíble. Todos los que se habían reunido para presenciar esta guerra espiritual cayeron sobre sus rostros, sin duda alguna de quién era el dios más grande y verdadero.
Al terminar esta noche, también me gustaría dar algunas advertencias para enfatizar la enseñanza:
1) Las oraciones largas o cortas no determinan la calidad de la oración. Nuestras oraciones deben ser sinceras, independiente del tamaño.
2) Tenga cuidado con su motivación de por qué y cómo se solicitan sus oraciones. ¿Tus peticioned son simplemente para tu propio beneficio? o ¿En tu corazón te has propuesto llevarle tus peticiones a él para su exaltacion y gloria? ¿Puedes orar como Cristo: "¿No se haga mi voluntad, sino la tuya” para dirigir la gloria a Dios?
3) No descuides de conocer las necesidades espirituales de los que te rodean. Aunque seas uno contra 400, con miedo por tu vida, observa las necesidades espirituales de los que te rodean. Especialmente de aquellos que necesitan restauración en el Señor.
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Reflexionando sobre lo que hemos aprendido esta noche. En lugar de que terminemos el servicio de esta noche juntos con una oración por fidelidad, me gustaría que todos comenzáramos orando cada uno por su cuenta. Escudriña tu corazón en busca de pecados y egoísmos no confesados. Determina en tu alma hacer peticiones en tu oración con la exaltación de Dios como el deseo supremo de tu corazón. Y considera cuáles son las necesidades espirituales de los que te rodean en tu vida y cómo puedes pedirle a Dios guardes. Tomemos unos minutos de oración y reflexión personal en silencio antes de pasar a nuestro tiempo principal de oración.