Jesús vino a salvar al mundo
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Saludo, presencial e internet. Hola me alegra verte hoy.
Que privilegio estar juntos llenándonos de la palabra de Dios. No hay mejor lugar para estar hoy, que en la casa del Señor. Gloria a Dios por eso.
Saludos de José Cecilio y Flia Carías.
VC Anual: Juan 4:35 ¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega? He aquí os digo: Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega.
Pasaje de hoy: Juan 12:37-50
VC: 47b porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo
Recordemos la historia de los diez leprosos que fueron sanados por Jesús. De los diez, solo uno regresó para dar gracias. Este acto de gratitud refleja nuestra tendencia a olvidar lo bueno que Dios ha hecho por nosotros. A menudo, estamos tan ocupados que no nos detenemos a agradecer. Ser agradecidos como el leproso que volvió, es esencial para cultivar una relación profunda con Cristo.
Este pasaje nos llama a reflexionar sobre nuestra respuesta ante la luz de Cristo en nuestras vidas. En un mundo lleno de incertidumbres, la invitación a la fe en Jesús nos ofrece propósito y dirección. Nos ayuda a reconocer nuestras pecados y a abrir nuestros corazones a la verdad que ilumina nuestra oscuridad.
Hoy estamos celebrando un servicio especial de agradecimiento a Dios por su bondad y amor para nosotros. Cuanto agradecemos a Dios por lo bueno y también por lo malo. Dice 1 Tes 5:18 Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. ¿Cuánto ha hecho Dios por nosotros en 2024? También agradecemos al Señor por 36 años de su obra en Venezuela a través de nuestro ministerio UBF. Con un corazón lleno de gratitud, recibamos la palabra de hoy. Oremos.
I. Persistiendo en la Incredulidad (37-41)
I. Persistiendo en la Incredulidad (37-41)
37 Pero a pesar de que había hecho tantas señales delante de ellos, no creían en él;
Jesús había obrado delante de ellos haciendo grandes milagros. Era una evidencia muy contundente de que él era el mesías, el enviado de Dios. Al ser tan notorios, los testigos quedaban sin excusa. Pero a pesar de esto, ellos se negaban a creer en Jesús. Pero con esto se cumplía la escritura del profeta Isaías. Es difícil imaginarse que cuando apareciese el mesías, mostrando tantas señales, encontrara tanto rechazo entre los judíos. Dice Marcos 6:6 “Y estaba asombrado de la incredulidad de ellos. Y recorría las aldeas de alrededor, enseñando”. Jesús mismo estaba asombrado de la incredulidad de los judíos.
La realidad es que pocos creyeron el mensaje del Evangelio y la razón, no entendieron el poder del Dios revelado y el motivo por el que no les fue revelado el poder de Dios, fue por la dureza del corazón de ellos. Cerrar la ventana a la luz es condenarse a la oscuridad. La culpa no es de la luz, sino del que cierra la ventana. El mismo sol que ablanda la cera endurece el barro. Dice el v40a Cegó los ojos de ellos y endureció su corazón. ¿Es que acaso es Dios el autor de este pecado? No, la intención de Dios es que todos procedan al arrepentimiento y se salven.
Romanos 1 dice en los v.22-32 que el hombre queriendo ser sabio, se hizo necio y que por eso Dios los entregó a inmundicia. El hombre cambió la verdad de Dios por la mentira. Por esa razón, Dios deja que la gente haga todo lo malo que quiera. Como no han querido tener en cuenta a Dios, él los deja hacer todo lo malo que su mente los lleve a hacer. Pero el v40b dice también Para que no vean con los ojos y entiendan con el corazón. Y se conviertan y yo los sane. De esta forma, el que abre su corazón a Cristo es sanado y salvado. La misma mano que perdona es la que sana. Si aún no has abierto tu corazón a Cristo, hazlo, para ser convertido y sanado.
Ante la evidencia abrumadora de los milagros de Jesús, muchos todavía no creen. Esto nos recuerda que la fe no depende solo de los signos visibles, sino de abrir nuestro corazón a la verdad de Cristo. El apóstol Juan relata que a pesar de todas las señales milagrosas que Jesús había hecho, la mayoría de la gente aún no creía en él. Estamos llamados a ver más allá de lo físico y reconocer a Jesús como la verdadera manifestación de Dios en nuestras vidas.
El pueblo de Israel vagó por el desierto, guiados por una nube de día y una columna de fuego de noche. No sabían exactamente hacia dónde iban, pero seguían a Dios por fe. Así como ellos, nosotros somos llamados a caminar por fe, confiando en la dirección y las promesas de Dios. Vivir por fe es aceptar que Dios tiene un plan, incluso cuando no podemos ver el final del camino. El ser humano tiende a buscar evidencia tangible antes de aceptar lo que Dios promete, pero la fe verdadera se manifiesta en las decisiones diarias que tomamos, en las que elegimos confiar en Dios sin necesariamente verlo. La fe nos permite comprender más la gracia y el amor de Dios. La fe no depende de lo que se ve, sino de abrir nuestro corazón a la verdad de Cristo.
II. El miedo al rechazo (42-43)
II. El miedo al rechazo (42-43)
42 Con todo eso, aun de los gobernantes, muchos creyeron en él; pero a causa de los fariseos no lo confesaban, para no ser expulsados de la sinagoga.
43 Porque amaban más la gloria de los hombres que la gloria de Dios.
Este pasaje nos dice que muchos creyeron en Cristo, pero no se atrevieron a hacerlo público. Tenían temor de ser expulsados de la sinagoga y eso sin duda era algo desonroso, pero prevaleció más el hecho de guardar las apariencias. Prefirieron en su corazón creer en Jesús, pero exteriormente comportarse como el resto de los judíos que rechazaban a Jesús. Que triste, pero muchas veces no es la malicia, sino la debilidad y la cobardía, lo que induce a los hombres al pecado.
Aquí vemos dónde estaba la debilidad de estos hombres: no confesaban a Cristo. Hay motivo para dudar de una fe que tiene miedo o vergüenza de ser manifestada. La debilidad estaba en la forma incorrecta con que ponían en la balanza estos dos valores: la gloria de Dios y la de los hombres. Ellos optaron por llevar una vida fingida, para ser aceptados por las personas.
Hay quienes piensan que los fariseos, en tiempos de Jesús, podían haber sido los primeros en utilizar las redes sociales; no para glorificar a Dios, sino para buscar la aprobación de las personas. Los fariseos dejaron que el deseo de fama y éxito moldearan su ministerio. ¿Cuántos de nosotros hemos caído en la trampa de buscar reconocimiento de otros y lugar de buscar agradar a Dios?
Quizás te encuentres con la tentación de buscar la aprobación de las personas en lugar de la de Dios. Necesitamos el valor para confesar nuestra fe y vivir bajo la aprobación divina en vez de la humana, viendo a Jesús como nuestro ejemplo máximo de fidelidad a Dios.
III. La Luz eterna que vino a salvar (44-50)
III. La Luz eterna que vino a salvar (44-50)
(44-47) 44 Jesús clamó y dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me envió; 45 y el que me ve, ve al que me envió. 46 Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas. 47 Al que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a juzgar al mundo, sino a salvar al mundo.
En el evangelio de uan, estas son las últimas palabras de la enseñanza pública de Jesús. A partir de aquí enseñará a Sus discípulos; y más adelante Se encontrará ante Pilato. Y como enseñanza final pública, Jesús presenta la verdad más absoluta: que en Él, la humanidad se encuentra ante Dios. Escucharle a Él es escuchar a Dios; verle a Él es ver a Dios. En Jesús, Dios se encuentra con la humanidad y la humanidad se encuentra con Dios. Cristo no vino al mundo para condenarlo, sino para salvarlo. No fue la ira de Dios lo que envió a Jesús a la Tierra, sino Su amor. Sin embargo, la venida de Jesús conlleva inevitablemente el juicio. ¿Por qué? Porque, por cada persona voluntariamente debe decidir aceptarlo o rechazarlo. Jesús vino por amor, pero Su venida implica un juicio. De hecho dice el v48 El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero.
Tal vez seamos llamados a entender que el mensaje de Jesús no es solo para iluminar nuestras mentes, sino para transformar nuestras vidas hacia la luz eterna. Jesús declara ser la luz del mundo precisamente para rescatar a aquellos que andan en oscuridad. Debemos abrir nuestros corazones a esta luz, asumir sus enseñanzas y reflejar Su amor iluminando la vida de otros.
En el primer siglo, Jesús se acercó a unos pescadores y les dijo: "Síganme, y los haré pescadores de hombres". Estos hombres dejaron todo para seguirlo, y sus vidas fueron radicalmente transformadas. Así como ellos, nosotros también estamos invitados a dejar atrás nuestro pasado y seguir a Cristo, quien tiene el poder de cambiar nuestro propósito y nuestro corazón. La transformación que experimentamos en Él nos lleva a una vida de abundante y eterna.
Cristo es el cumplimiento de las profecías del Antiguo Testamento que hablaban de la luz que iluminaría a las naciones. Su venida no solo revela a Dios, sino que también nos muestra cómo vivir en esa luz hacia los demás. Rechazar a Jesús, es rechazar la luz que Dios nos da para la salvación.
Quisiera compartirles cuatro aplicaciones sobre este pasaje:
1) Vivamos por fe y no por vista
Mucho judíos permanecían incrédulos, aún cuando habían sido testigos de muchos milagros de Jesús.
En la iglesia o fuera de ella, puedes ver ocurrir milagros. Pero si aún así sientes incredulidad en tu corazón, considera profundizar tu relación con Dios, busca recibir EB. Compartir tus luchas con otros te ayudará. Escuchar testimonios de otros también te fortalecerá espiritualmente, esto ayudará a que el poder de Dios se active en tu vida.
Algunos en este tiempo podrían tener ansiedad sobre sus finanzas y cómo cubrir las necesidades familiares, considera hacer un presupuesto que se base a las promesas que has recibido de Dios. Dedica tiempo cada semana a orar sobre tus preocupaciones financieras. Escribir también sobre cómo Dios te ha provisto en el pasado, eso te ayudará a recordar sus bendiciones y vivir por fe en lugar de por vista. Comparte tus preocupaciones con tu esposa o algún familiar y oren juntos.
Cuando te sientes con falta de compromiso o energía dentro de la iglesia, sintiendo que tu participación es irrelevante, reflexiona sobre el papel que Dios te ha llamado a desempeñar. Anímate a formar un pequeño grupo de oración con algunos hermanos y ora por algunas áreas específicas. Lleva un registro de oraciones contestadas y los cambios que observas en la iglesia, recordando así que aunque no se vean resultados inmediatos, Dios está trabajando Sirve a la obra de Dios con fe y no te desanimes.
2) Confiesa con valor tu fe
Gracias Dios por enviar tu hijo a morir por nuestros pecados y otorgar por medio de la fe en él, el regalo de la vida eterna. Si sientes que es difícil hablar de tu fe con tu familia, elige un momento tranquilo para compartir la biblia con ellos o un testimonio personal. Hazlo de una manera que relate cómo tu relación con Dios ha impactado tu vida. Pregunta a tus seres queridos si tienen preguntas sobre tu fe y apóyales.
Si te sientes presionado a mantener tu fe en secreto con ciertas personas, empieza por ser un ejemplo aplicando la palabra en tu casa, trabajo o universidad. Expresa de manera natural tus valores cristianos y cuando te sientas cómodo, comparte una historia corta de cómo la fe ha sido de bendición para ti.
Si como estudiante sientes que tus creencias son objeto de burla, busca compañeros con los que puedas formar un grupo de estudio sobre temas de fe. Organiza una reunión donde todos puedan expresarse y aprender juntos, fomentando un ambiente seguro donde se valore la fe. En los momentos que estoy presentando el evangelio a alguien y la persona tiene cierta resistencia, por lo general opto por decirle: “piensa en algo que siempre has querido preguntar a alguien sobre la biblia y no hayas podido podido o hayas sentido que no has obtenido respuesta. Eso los porne a pensar y por lo general, dejan de resistirse y comienzan a deshahogarse preguntando cosas que no entienden de la biblia.
En tiempos de la antigua Roma, muchos cristianos se enfrentaban a dilemas terribles al ser perseguidos por su fe. La mayoría de ellos eran quemados y ellos preferían eso antes que renunciar a su amor por Cristo. Esa valentía debe inspirarnos a confesar nuestra fe, aun en momentos de gran presión.
3) Busquemos reconocimiento de Dios, no de las personas
Si te encuentras más preocupado por las apariencias y la percepción de los demás que por lo que Dios piensa de ti, toma un momento cada día para reflexionar sobre tus motivaciones. Puedes incluso llevar un registro de los momentos en los que buscaste la aprobación de otros y cómo puedes cambiar eso por una oración pidiendo dirección para honrar a Dios con acciones concretas.
En la iglesia, tal vez te has visto tentado a hacer algo para ser reconocido por los demás. Reflexiona sobre cómo puedes servir humildemente a otros dentro de la iglesia esta semana, tal vez ayudando en actividades que no sean públicas o apoyando a alguien en necesidad. Esto no solo traerá gloria a Dios, sino que también fortalecerá la unidad del cuerpo de Cristo.
4) La luz que transforma
Gracias Dios por Jesús, la luz que ilumina y transforma nuestras vidas. Reflexiona en cómo la luz de Jesús, puede transformar tu vida en áreas que consideras que aún falta y ora por eso. Esto te ayudará a redescubrir el propósito que Dios tiene para ti y te motivará a impactar a otros con su luz.
Cuando te sientas estancado en patrones de pecado, recuerda que Jesús puede transformar cada aspecto de tu vida. Considera retomar tus EBI si aún no los recibes Habla con el líder de tu fraternidad y dile que necesitas recibir EB. Estudiar la palabra te ayuda a ver la luz de Cristo transformando tus pensamientos y tu corazón.
En el momento más oscuro de nuestra historia, cuando el mundo estaba sumido en el caos, nació un pequeño niño en un establo; su luz ha brillado a través de los siglos, transformando el corazón de millones. Esa luz jamás se ha extinguido. Cada vez que elegimos seguir su ejemplo, somos parte de esa transformación. Su vida, aunque comenzó en la humildad, alcanzó la grandeza y sigue siendo relevante. Seamos, también, agentes de luz y cambio.
En resumen, el Apóstol Juan destaca la incredulidad del pueblo a pesar de los milagros de Jesús y presenta el propósito divino de la venida del Hijo. Entonces Jesús con sus palabras y sus obras, se revela como la luz que debe ser recibida para salvación. Vivimos en un mundo que prefiere permanecer en la oscuridad, pero aceptar la luz de Cristo es crucial para alcanzar la vida eterna.
Agradezco al Señor por su obra en nuestras vidas y en nuestra iglesia. Oro por una obra de avivamiento espiritual en los siguientes 36 años. Vivamos cada día con gratitud a nuestro Dios por la obra de su Espíritu Santo en nuestras vidas.
Leamos una vez más el VC.