NUESTRA RESOLUCION, ESTAMOS EN GUERRA ESPIRITUAL

EPISTOLA DE 1 PEDRO  •  Sermon  •  Submitted   •  Presented
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La iglesia experimentó un impacto profundo debido a la predicación de hombres como John Wesley, George Whitefield y Jonathan Edwards. Este período de avivamiento espiritual se conoce como el Gran Despertar, y Jonathan Edwards se destacó como uno de sus líderes principales.
Cuando tenía poco más de 20 años, Edwards reconoció su actitud mediocre e indiferente hacia su relación con Cristo. Decidió cambiar radicalmente, enfrentando el pecado con seriedad y comprometiéndose plenamente con su fe.
En 1723, a la edad de 20 años, comenzó a redactar una lista de resoluciones que guiarían su vida. En total, escribió 70 resoluciones, cada una reflejando su determinación de vivir para la gloria de Dios. Estas son algunas de ellas:
Resolución #37: Resuelvo preguntarme cada noche, al irme a la cama, dónde he sido negligente, qué pecado he cometido y cómo me he negado a mí mismo (es decir, en qué he hecho lo correcto). Haré un repaso de esto al final de cada semana, mes y año.
Resolución #61: Resuelvo no ceder ante la pereza que me impida mantener mi mente fija totalmente en el cristianismo, sin importar qué excusas pueda tener. En otras palabras, Edwards decidió examinar constantemente su vida y no permitirse excusas para apartarse de su compromiso con Cristo.
Resolución #56: Resuelvo nunca rendirme ni aflojar en lo más mínimo mi lucha contra mis corrupciones, por mucho que fracase. Edwards entendía que incluso el fracaso no era motivo para abandonar la lucha contra el pecado. Esto le dio una ventaja espiritual, debilitando al enemigo al no permitirle espacio para desánimo.
Jonathan Edwards comprendió una verdad esencial del cristianismo: es una guerra espiritual constante. Para quienes creen que la vida cristiana es fácil y sin dificultades, él recordaba que seguir a Cristo requiere un compromiso inquebrantable y una disposición para
pelear cada día contra las tentaciones y el pecado.
El cristianismo no es un camino cómodo y sin espinas, es un llamado a la batalla.
Es una guerra contra la mentalidad implacable y el atractivo de un mundo incrédulo.
Es guerra contra el diablo y sus ataques estratégicos para derrotar y desalentarnos en nuestro andar y testimonio por Cristo.
Es una guerra contra nuestra propia corrupción que en cualquier momento puede enredarnos y arrastrarnos de nuevo al pecado.
Es una guerra contra el cristianismo cultural, AL CONTRACULTURA, o el falso cristianismo que gustosamente nos llevaría a una vida indiferente, indisciplinada y sin convicciones.
El tema que el apóstol Pedro va a trata de nuestra actitud que tomamos , la resolución, de lidiar con el pecado y los deseos pecaminosos en nuestras propias vidas.
Él responde a la pregunta: “¿Qué tipo de resoluciones necesitamos hacer para avanzar en nuestro caminar con Cristo?”
Si abre su Biblia en 1 Pedro capítulo 4, encontrará su consejo inspirado que voy a explicar en la forma de tres resoluciones.
1 Pedro 4:1–3 “Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado, para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios. Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles, andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y abominables idolatrías.”
Y la primera es esta:

¡Estoy Resuelto a Alistarme y PELEAR!

Note el versículo 1.
Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento (o propósito); pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado.
Pedro escribe con un llamado claro: “Armaos del mismo pensamiento”. Esto no es solo una sugerencia, sino un mandato basado en la obra de Cristo. A la luz de lo que ya sabemos:
Cristo resolvió morir por nuestros pecados.
Cristo enfrentó el juicio de Dios en nuestro lugar.
Cristo sufrió separación y muerte como el justo muriendo por los injustos.
Pedro nos invita a aplicar esta verdad: así como Cristo resolvió enfrentar el sufrimiento por nuestro pecado, nosotros debemos estar igualmente resueltos a enfrentar cualquier dificultad para luchar contra el pecado.
Cuando Pedro dice que el creyente “ha terminado con el pecado”, no se refiere a alcanzar perfección, sino a adoptar una postura de resolución.
Esto implica:
Renunciar al pecado: Ya no estamos atados por la pena del pecado ni condenados por él
Romanos 8:1 “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.”
Cristo nos ha liberado, pero seguimos enfrentando la atracción y persuasión del pecado.
Armarse con la mente de Cristo: La palabra “armaos” implica equiparse como un soldado romano, listo para la batalla con las herramientas necesarias.
Esto no es un estado pasivo, sino una acción determinada, una resolución expresada en lucha diaria.
Chuck Swindoll resume este llamado con precisión:
Cristo no nos ha enviado al mundo como turistas en vacaciones, sino como soldados en un campo de batalla.
Este no es un lugar para descansar y contemplar el paisaje, sino para luchar con la armadura espiritual contra las tentaciones.
El mensaje de Pedro es claro:
La vida cristiana no es un patio de recreo, sino un campo de batalla.
Nuestra relación con el pecado debe ser como la de un soldado con el enemigo: sin tregua
Cada día es una oportunidad para reafirmar nuestra resolución y equiparnos con la mentalidad de Cristo.
La guerra espiritual es una realidad constante en el Nuevo Testamento.
Pedro, al igual que Pablo y otros apóstoles, nos exhorta a no relajarnos, sino a estar firmes, listos para luchar contra el poder del pecado.
Armarse con este pensamiento es vital para avanzar con victoria en la vida cristiana.
Pablo les dijo a los creyentes en roma que
desecharan las obras de las tinieblas y se vistiesen las armas de la luz (Romanos 13:12).
Él les dice a los cristianos de Éfeso
que se vistan de toda la armadura de Dios, para que puedan mantenerse firmes contra las asechanzas del diablo, contra las fuerzas espirituales de maldad (Efesios 6).
eL CREYENTE DEBE ESTAR Equipado para la Batalla Espiritual
Pablo, al describir la armadura de Dios en Efesios 6, nos llama a estar equipados adecuadamente para enfrentar las luchas espirituales.
Cada pieza tiene un propósito específico, diseñado para avanzar, no para retroceder.
Por ejemplo, Pablo menciona:

El Calzado del Evangelio de la Paz v15

En el contexto histórico, los soldados romanos usaban sandalias de cuero reforzadas con pequeñas piedras incrustadas en las suelas, lo que les daba mejor agarre en terrenos difíciles y durante combates cuerpo a cuerpo.
En la vida cristiana, esto simboliza el evangelio de la paz que nos capacita para avanzar firmemente, sin retroceder ante la oposición. La idea no es estar quietos, sino ganar terreno para el Reino de Dios.
Así como en el fútbol, los jugadores usan calzado especializado para competir y moverse con agilidad, los zapatos del evangelio son para quienes están en el campo de batalla espiritual, no para quienes permanecen como espectadores.

El Yelmo de la Salvación v17

Pablo nos insta a proteger nuestra mente con las verdades del evangelio. El yelmo no solo protege la cabeza, sino que asegura que nuestros pensamientos estén anclados en la salvación que tenemos en Cristo. En un mundo lleno de distracciones y tentaciones, el yelmo nos ayuda a mantenernos enfocados y seguros.

La Espada del Espíritu v17b

La espada, que representa la Palabra de Dios, es nuestra única arma ofensiva. Es efectiva para combatir las mentiras y tentaciones del enemigo.
Cuando Jesús fue tentado en el desierto, respondió cada vez con citas de Deuteronomio, demostrando el poder de la Escritura en la batalla espiritual.
Imagínese enfrentarse al enemigo con solo un libro de la Biblia, y aún así, Jesús salió victorioso. Esto resalta la importancia de conocer y usar la Palabra de Dios con precisión.

Un buen soldado no entra a la batalla sin preparación. Se equipa con todo lo necesario para resistir y ganar. De la misma manera, el cristiano debe:Ponerse la armadura espiritual.

Adaptarse al desafío.

Luchar con resolución por la pureza, el discernimiento, la integridad y el impacto del evangelio.

1 Pedro 4:1 “Puesto que Cristo ha padecido por nosotros en la carne, vosotros también armaos del mismo pensamiento; pues quien ha padecido en la carne, terminó con el pecado,”
Por tanto, haga esta resolución: estoy decidido a alistarme y contraatacar.
No estamos llamados a ser espectadores en la vida cristiana, sino a ser participantes activos en esta batalla por la gloria de Dios.

¡Estoy Decidido a Mirar el Reloj y Hacer Limpieza!

Note el versículo 2.
Para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios.
Me encanta esta frase: para no vivir el tiempo que resta.
Es como si Pedro quisiera que nos concentráramos en el hecho de que no sabemos cuánto tiempo nos queda, para animarnos a dedicar el tiempo que nos queda a la voluntad de Dios.
La frase de Pedro aquí, el tiempo que resta, busca inspirar a los creyentes a esforzarse por redimir el tiempo.
La palabra para tiempo es cronón, que nos da nuestra palabra cronómetro. Es como si Pedro insinuara sutilmente, “¡tome nota de la hora!
Lo que, en nuestro caso, ,mira su reloj o teléfono.
ILUSTRACION DE NACIMIENTO
Piense, por ejemplo, cuando una pareja está esperando la llegada de su bebé. ¿Qué significa eso? Que la vida está a punto de cambiar.
Significa que el esposo va a recorrer pasillos de la tienda que nunca había visto.
Significa que van a haber grandes cambios en el presupuesto.
Significa que prepara una habitación de la casa y la decora con artículos de bebé.
Y cuanto más se acercas a la fecha de parto, más crece la expectativa.
¡Apenas puede esperar a que nazca ese bebé!
La expectativa produce urgencia. Hay cosas que tiene que hacer a la luz de la fecha de nacimiento. No hay tiempo que perder.
Pedro efectivamente le dice al creyente que debemos vivir considerando la brevedad del tiempo en la vida, lo que producirá un sentido espiritual de urgencia.
Hay cosas que tienes que hacer, ¿y cuáles son?
Fíjese –
v2 para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios.
En otras palabras, no hay tiempo que perder con las concupiscencias de los hombres.
La expresión traducida aquí concupiscencias de los hombres se relaciona con todos los malos deseos humanos:
el uso plural de la palabra concupiscencias indica todos los variados tipos de deseos pecaminosos de la naturaleza humana caída.
1 Juan 2:16 (RVR60)
Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.
Así que Pedro se está refiriendo aquí a una vida controlada por esos anhelos y deseos pecaminosos que caracterizan a los seres humanos caídos.
Codiciar el dinero: Desear acumular riquezas de manera egoísta, sin importar el daño a otros.
Deseo sexual inapropiado: Tener pensamientos o acciones fuera del contexto del matrimonio.
Envidia de los demás: Desear lo que otros tienen, como su éxito, apariencia o posesiones.
Orgullo: Buscar constantemente la admiración y el reconocimiento de los demás.
Venganza: Desear hacerle daño a alguien que te ha herido, en lugar de perdonar.Pedro básicamente está haciendo un contraste entre la voluntad del hombre y la voluntad de Dios.
Él ya ha hablado un poco en cuanto a esto en el capítulo dos, donde escribe,
1 Pedro 2:15 (RVR60)
Porque esta es la voluntad de Dios: que haciendo bien, hagáis callar la ignorancia de los hombres insensatos;
Más adelante, en el capítulo 3, escribe que la voluntad de Dios puede conducir al sufrimiento – versículo 17.
1 Pedro 3:17 (RVR60)
Porque mejor es que padezcáis haciendo el bien, si la voluntad de Dios así lo quiere, que haciendo el mal.
Ahora en el capítulo 4 escribe que la voluntad de Dios está haciendo lo contrario de la humanidad pecadora.
1 Pedro 4:2 “para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios.”
Pero vivir conforme a la voluntad de Dios es, como dijo un teólogo, cuando
Su deseo son nuestra orden, Su Espíritu es nuestra guía,
Su Hijo es nuestro ejemplo y Su palabra es nuestra autoridad.
Cuando eso sucede, está invirtiendo su tiempo en la voluntad de Dios.
No importa si está lavando platos o predicando un sermón.
Cuando los deseos de Dios son su orden,
Su Espíritu es su guía,
Su Hijo su ejemplo y Su Palabra su autoridad, no perderá el tiempo, sin importar lo que esté haciendo.
MI pregunta es ? Estas ocupando tu timepo en la voluntad de Palabra de Dios.
Debemos estar en la Palabra, sumergidos en la palabra, pensando acerca de la palabra y considerando todo a la luz de la palabra. Así es como mira el reloj y hace limpieza.
En tercer lugar, aquí hay una última resolución:

¡Estoy Resuelto a Mantener el Rumbo, Después de Haber Dicho Adiós!

1 Pedro 4:3 “Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles, andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y abominables idolatrías.”
Lo que Pedro hace aquí es mencionar el testimonio de estas personas. Podría parafrasear esto como: “Ya pasaron suficiente tiempo haciendo lo que los incrédulos desean hacer, pero ya basta de andar por ese camino”.
Es decir, es hora de decir a Dios
solían vivir como paganos, pero se han salido de esa carrera tras el pecado y ahora están corriendo la carrera de la vida cristiana.
Están corriendo detrás de cosas diferentes ahora.
"Lo sorprendente es que Pedro se toma el tiempo para recordarles a estos creyentes el tipo de cosas que solían perseguir, casi como si les dijera: '¿Recuerdan lo vacío que era todo eso? Nunca querrían volver allí'."
1 Pedro 4:3–4 (RVR60)
Baste ya el tiempo pasado para haber hecho lo que agrada a los gentiles, andando en lascivias, concupiscencias, embriagueces, orgías, disipación y abominables idolatrías. A éstos les parece cosa extraña que vosotros no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan;
Pedro nos muestra que, aunque hemos dejado atrás esa antigua vida, el potencial de caer en esos pecados sigue presente.
Es por eso que las cartas de los apóstoles, como las de Pablo, nos instan constantemente a desechar las obras de las tinieblas y a vestirnos de las armas de la luz.
Pablo escribe en Romanos 13:12-14
Romanos 13:12–14 (RVR60)
La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. Andemos como de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras, no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne.
En otras palabras, debemos seguir diciendo adiós a ese tipo de vida y no dejar que regrese.
Cada vez que enfrentemos la tentación, debemos recordarnos que ya no estamos persiguiendo esos viejos deseos.
Hemos dicho "adiós" a esa vida y no la dejaremos entrar de nuevo.
Pedro, de manera similar a Pablo, enumera los males que caracterizaban esa vida anterior, y son seis:que ya seguimos
Lascivias: Esta palabra describe una conducta desvergonzada, sin pudor ni vergüenza.
Se refiere a un estallido de maldad que viola el sentido común de lo decente. Pedro usa esta palabra también para describir el estilo de vida de los habitantes de Sodoma, donde predominaba la falta de vergüenza.
Concupiscencias: Aunque se asocia comúnmente con deseos sexuales, pero esta palabra se refiere a un fuerte deseo de cualquier cosa, ya sea poder, dinero, comida, fama o control.
Es la lucha interna de los corazones pecaminosos por satisfacer sus deseos desmedidos.
Embriagueces: Este término se refiere al exceso de vino, a estar "rebosante" de él, lo que claramente señala a alguien que está constantemente borracho. Es la adicción al alcohol, un mal que no solo afecta al individuo, sino a su entorno.
Orgías: Se refiere a fiestas descontroladas, llenas de contenido sexual y comportamientos inmorales.
Es el tipo de ambiente donde se promueve la idea de que todo lo que ocurra "quedará ahí", pero la realidad es que todo está registrado por Dios.
Disipación: Este término describe fiestas en las que abunda el alcohol y la embriaguez. Es un comportamiento que podría asociarse a los fines de semana de excesos en ciertos ambientes sociales, eje,mplo especialmente en contextos universitarios.
Idolatrías abominables: Estas idolatrías incluyen la adoración de ídolos y la entrega a prácticas inmorales, como la borrachera y las orgías.
Los ídolos representan los deseos y placeres del mundo, reemplazando la autoridad de la palabra de Dios y el control del Espíritu Santo en la vida del creyente.
La atracción por estos pecados nunca desaparece completamente, por lo que es vital mantener la guardia.

Reflexión final:

Así como Edwards vivió con resoluciones claras,
Pedro nos llama a una vida decidida a combatir el pecado y a dedicarnos a la voluntad de Dios.
Este compromiso no es fácil, pero con la mente de Cristo y Su poder, podemos vivir como verdaderos soldados en esta guerra espiritual.
Pedro nos insta a seguir despidiéndonos de esa vida anterior.
Jonathan Edwards expresó esta idea en su resolución #68: "Resuelvo confesarme honestamente a mí mismo todo lo pecaminoso que encuentre en mí, y confesar todo eso a Dios, y suplicarle por su ayuda."
¿Por qué?
Porque nuestra vida ahora le pertenece a Dios, y no queremos volver a caer en esa vieja vida. Queremos que todo nuestro ser siga Su voluntad.
Así que, hoy, haz o renueva tus resoluciones:
¡Estoy resuelto a alistarme y contraatacar!
¡Estoy resuelto a hacer limpieza y no dejarme llevar!
Estoy decidido a mantener el rumbo y seguir diciendo adiós a mi antigua vida!
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