Rompiendo el ciclo de la violencia
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· 5 viewsLa instrucción del Señor consiste en romper con el ciclo de la violencia, no ceder a los deseos de venganza y no tomar la ley del talión como una base para la venganza.
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Rompiendo el ciclo de la violencia
Rompiendo el ciclo de la violencia
Bendecir a los graduandos.
Culto de fin de año y la asamblea el 12 de Enero.
Matthew 5:38–39 “38Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. 39Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra.”
Introducción
Introducción
Esta es parte del sermón del monte, donde Jesús enseñó el verdadero sentido de la ley, y no las falsas interpretaciones y reglas añadidas de los religiosos.
Este pasaje nos enseña que en lugar de continuar el ciclo de violencia (venganza y agresividad), somos llamados a la paz y la armonía.
Esta enseñanza puede ser especialmente relevante en situaciones cotidianas, como peleas en el trabajo, en la familia o en comunidad, donde los conflictos están presente y se vive en un ciclo de rencor y violencia.
Aplicar estos principios puede transformar nuestras relaciones y llevar la paz a situaciones tensas.
Jesús nos llama a ser diferentes a la gente del mundo, promoviendo la reconciliación y el amor en lugar de la venganza y el odio.
Cristo es el ejemplo perfecto. Respondió a la agresión y al abuso con amor y perdón.
Su ejemplo nos muestra que es posible ser diferentes al mundo y resistir la tentación de la venganza.
La verdadera fuerza en la vida cristiana se muestra en la capacidad de responder a la agresión con amor.
Antes de que diga que no está dispuesto a poner la otra mejilla, le invito a escuchar este mensaje y aprender a que se refiere el Señor.
La ley del talión
La ley del talión
Mateo 5:38 “Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente.”
Jesús enseña sobre la conocida ley del talión, 'ojo por ojo y diente por diente'
Se refiere a: Levítico 24:19–20 “Y el que causare lesión en su prójimo, según hizo, así le sea hecho: rotura por rotura, ojo por ojo, diente por diente; según la lesión que haya hecho a otro, tal se hará a él.”
En la ley estaba estipulado que un agresor debía retribuir la ofensa proporcionalmente al daño ocasionado.
Esta ley no es sanguinaria o salvaje sino que justa y misericordiosa, pues no hacía pagar al agresor más del daño que causó.
No da lugar a cobrar la ofensa con saña y sentimientos de venganza, pues cobrarían más de lo justo.
Eran los jueces que determinaban el castigo para el ofensor, comúnmente consistía en una retribución económica, y no literalmente como hacen ahora algunos musulmanes que amputan la mano a los ladrones.
En el caso de muerte, los jueces determinaban si fue asesinato o accidente, si fue asesinato permitían a la familia la tomar la vida del asesino, de manera que el familiar podía cobrar venganza con el permiso de los jueces.
Los religiosos de la época de Jesús utilizaban este texto como pretexto para la venganza. Habían tergiversado la enseñanza de la ley.
Pero no era el propósito de Dios incitar a la venganza personal: Levítico 19:18 “No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová.”
Pero desafía a sus seguidores a no resistir al malvado, sino a ofrecer la otra mejilla como una respuesta radical al agresor.
Por tanto el Señor enseña el espíritu de esta ley.
Considera el Ciclo de Venganza
Considera el Ciclo de Venganza
Mateo 5:39 “Pero yo os digo: No resistáis al que es malo…”
Ahora dirige nuestra atención a la actitud correcta ante la agresión.
Primero dice: “… No resistáis al que es malo…” No entren en pleito con el que hace lo malo, no continúen la agresión.
Jesús nos invita a considerar maneras alternativas de resolver conflictos y no dejarse arrastras por la provocación del enojo.
Renunciar al derecho de venganza, podrías abrir el camino a la reconciliación en tus relaciones personales, evitando que la agresión continúe generando nuevas heridas.
Proverbios 15:1 “La blanda respuesta quita la ira; Mas la palabra áspera hace subir el furor.”
El Señor invita a romper el ciclo de la venganza.
Es muy raro que suframos agresión sin ninguna causa, regularmente hemos contribuido a alterar al agresor, por tanto, debemos reconocer que tenemos culpa.
1 Corintios 6:7-8 “7Así que, por cierto es ya una falta en vosotros que tengáis pleitos entre vosotros mismos. ¿Por qué no sufrís más bien el agravio? ¿Por qué no sufrís más bien el ser defraudados? 8Pero vosotros cometéis el agravio, y defraudáis, y esto a los hermanos.”
Si actuamos con prudencia y sabiduría vamos a evitar muchas agresiones, recuerde: 1 Pedro 3:8–9 “8Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables; 9no devolviendo mal por mal, ni maldición por maldición, sino por el contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis llamados para que heredaseis bendición.”
El Señor nos dice, no seas provocativo, no te opongas al agresor, da un paso atrás para terminar la confrontación y no permitas que llegue a extremos dolorosos.
No pienses que sales perdiendo cuando el malo se sale con la suya, lo que ahora pierdes El Señor te lo recompensará al doble, pero ahora ganarás paz, tranquilidad y gozo.
Ofrece la Otra Mejilla
Ofrece la Otra Mejilla
Matthew 5:39 “…antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra;”
Vamos a descubrir que el Señor no se está refiriendo literalmente a dejarnos golpear dos veces.
En la literatura existe una figura retórica llamada hipérbole, que es utilizada en la Biblia.
Esta consiste en una exageración intencional para destacar la enseñanza. Jesús la utilizó para despertar el interés de sus oyentes.
Ejemplo 1: Mateo 7:3 “¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?” Enfatiza en ver nuestros defectos antes de corregir a nuestro hermano.
Ejemplo 2: Mateo 5:30 “Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.” Enfatiza que el infierno es más terrible que perder una mano.
Ahora el Señor asombra a sus oyentes diciendo poner la otra mejilla, cuando ser abofeteado era una ofensa grave.
Jesús no puso la otra mejilla cuando lo abofetearon: Juan 18:22–23 “22Cuando Jesús hubo dicho esto, uno de los alguaciles, que estaba allí, le dio una bofetada, diciendo: ¿Así respondes al sumo sacerdote? 23Jesús le respondió: Si he hablado mal, testifica en qué está el mal; y si bien, ¿por qué me golpeas?”
Entendamos la verdad espiritual.
Estas palabras van más allá de una acción, tiene mayor valor la intención del corazón.
Es decir, de nada sirve que te dejes abofetear ambas mejillas si en tu corazón guardas rencor, resentimiento y odio.
El Señor nos invita a responder con amor a la agresión, con corazón perdonador y lleno de amor. Romanos 12:17 “No paguéis a nadie mal por mal; procurad lo bueno delante de todos los hombres.”
Él tiene la autoridad para enseñarlo pues fue ejemplo cuando fue crucificado. 1 Pedro 2:23 “23quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente;” Cristo rompía con el ciclo de violencia.
Poner la otra mejilla no es un acto de cobardía sino de valentía y amor, estar dispuesto a no permitir que el mal prevalezca.
Requiere de mucha fuerza y valor, pero si tenemos bien enfocadas nuestras prioridades, sabiendo quién está detrás del agresor, estaremos dispuestos a romper el ciclo de violencia.
Conclusión
Conclusión
El Señor no quiso dar a entender que el malo no recibirá castigo. Números 14:18 “Jehová, tardo para la ira y grande en misericordia, que perdona la iniquidad y la rebelión, aunque de ningún modo tendrá por inocente al culpable; que visita la maldad de los padres sobre los hijos hasta los terceros y hasta los cuartos.”
Tampoco pretendió despreciar la ley. Mateo 5:17 “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir.”
El propósito del Señor es enseñarnos a no utilizar la Palabra de Dios como escudo para justificar las malas intenciones.
Sus discípulos Jacobo y Juan quisieron usar la Biblia para destruir a los samaritanos que los despreciaron: Lucas 9:54 “Viendo esto sus discípulos Jacobo y Juan, dijeron: Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma?”
El Señor nos exhorta a no guardar rencor, resentimiento, odio o deseos de venganza.
Él se encargará de pagar a cada uno según sus obras, y pidamos misericordia porque nosotros también merecemos castigo.
Somos llamados a paz y no contienda, ese es el ejemplo que recibimos del Señor.
Reflexiona sobre áreas en tu vida donde podrías emplear esta estrategia para cultivar la paz y mostrar la presencia transformadora de Cristo.