Ámense unos a otros
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Una persona recibió una traición muy fuerte, pero a pesar de cómo se sentió, optó por perdonar. Las personas a su alrededor la señalaron, la ofendieron, la juzgaron porque debía defenderse. Pero esta persona decía siempre respondía de la misma manera “No puedo cambiar lo que esa persona hizo, pero puedo controlar lo que siento". De la misma manera, Jesús permitió que Judas entrara en su vida, sabiendo que lo traicionaría. Su amor incondicional se convirtió en un modelo a seguir para nosotros, mostrando que el amor verdadero puede florecer incluso en medio de traiciones.
Jesús expresa su profunda tristeza por la traición de Judas y ofrece un nuevo mandamiento a sus discípulos: amarse unos a otros como Él los ha amado. Este pasaje resalta la importancia del amor en la vida de fe y establece un modelo de servicio y sacrificio. Oremos.
1. El profunda pesar de la traición (21-25)
1. El profunda pesar de la traición (21-25)
21 Habiendo dicho Jesús esto, se conmovió en espíritu, y declaró y dijo: De cierto, de cierto os digo, que uno de vosotros me va a entregar.
22 Entonces los discípulos se miraban unos a otros, dudando de quién hablaba.
El v21 comienza diciendo “Habiendo dicho Jesús esto”. Recordemos que hace dos semanas vimos el momento en el que Jesús lavó los pies de sus discípulos. De manera que esta conversación se desarrolla en esa misma reunión, luego del Señor terminar de lavar los pies de sus discípulos. Jesús ya sabía desde el principio que Judas lo traicionaría, pero ahora lo descubre por primera vez a sus discípulos. Recordemos Juan 6:70–71 “Jesús les respondió: ¿No os he escogido yo a vosotros los doce, y uno de vosotros es diablo? Hablaba de Judas Iscariote, hijo de Simón; porque éste era el que le iba a entregar, y era uno de los doce.”
Debido a ese cuadro de la última cena, las personas suelen tener una imagen distorcionada de cómo se sentaban en la mesa los judios. Esa imagen es muy distorcionada. En realidad, se utilizaba una mesa muy baja en forma de “u” y las personas se sentaban sobre una especie de almuadones. Se apoyaban sobre el brazo izquierdo y con la mano derecha comían. Y las piernas estaban extendidas. Esto nos puede ayudar a visualizar mejor cuando se nos menciona sobre Juan, que con solo dejase caer un poco hacia la izquierda, quedaba cerca del pecho del Señor.
El Señor con profunda tristeza anunció la traición cercana de uno de sus discípulos. Judas demostró no ser un verdadero discípulo de Cristo y allí se cumplió la Escritura. Cristo acogió en el seno de su familia espiritual a uno del que sabía que iba a ser un traidor, para que se cumpliera la Escritura. Al ser uno de los doce, también Judas iba con ellos y compartía con Jesús el pan. Cuando Jesús multiplicó los cinco panes y los dos peces, allí estaba Judas y comió también. Hermanos, con esta escena notamos que no todos los que comen de la Cena del Señor son verdaderos discípulos del Señor. Judas fue culpable de la más vil y abominable traición. Judas despreció a Cristo, desertó de Él y mostró ser su peor enemigo. La palabra nos dice que el Señor se turbó al dar esta noticia, se trataba de la caída de uno de sus discípulos.
Los traidores suelen desistir de sus planes maligno cuando se les descubre, pero el hecho de ser descubierto no desalentó a Judas. Lo que sucede es que el diablo ya había puesto eso en su corazón deacuerdo a Juan 13:2
A continuación el v22 muestra que los discípulos se miraban unos a otros, perplejos, descifrando de quién hablaba el Señor. Estaban horrorizados, no sabían bien hacia qué lado mirar ni qué decir. Veían turbado al Maestro y se turbaron ellos también. Hermanos lo que contrista a Cristo debería contristar también a todos sus discípulos.
De entre todos los discípulos, Juan era el más apropiado para indagar, no sólo por ser el discípulo amado del Señor, sino también por estar el más cercano al pecho de Jesús. De hecho Pedro le hizo señas a Juan para que preguntara. Vemos aquí la especial amabilidad con que Jesús trataba a este discípulo. Cristo amaba a todos ellos y los amó hasta el extremo (v1), pero a éste le amaba de una manera especial.
El hecho de Juan preguntarle cerca del pecho del maestro, es una señal de respeto y reverencia. Cuanto más íntima es la comunión espiritual que un cristiano con el Señor, mayor es el respeto con que le ha de tratar. Por la cercanía de Juan con el maestro, muy posiblemente Juan le susurró la pregunta.
Este pasaje nos desafía a ver cómo el amor de Cristo es constante incluso en medio de la traición y el desamor. Esta situación nos invita a meditar en cómo reaccionamos ante el engaño o la traición. Oro que a la luz de esta palabra, podamos encontrar inspiración y fortaleza en el ejemplo de Jesús, al mantener su misión de amor a pesar de las circunstancias.
2. Perseverando en el amor sacrificial (26-30)
2. Perseverando en el amor sacrificial (26-30)
26 Respondió Jesús: A quien yo diere el pan mojado, aquél es. Y mojando el pan, lo dio a Judas Iscariote hijo de Simón.
27 Y después del bocado, Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo más pronto.
Jesús plenamente consciente de la traición, continúa sirviendo y amando a aquellos a su alrededor. Este es un un recordatorio para nosotros de seguir el ejemplo de Cristo, mostrando amor incluso a aquellos que nos hieren. En nuestras vidas cuando enfrentamos conflicto con otros, en Cristo, podemos esforzarnos por mantener un corazón de servicio. El amor de Cristo que trasciende las fallas humanas.
El Señor respondió rápidamente a la pregunta de Juan. Muy posiblemente el Señor también le susurró la respuesta, ya que el v29 indica que los demás desconocían lo que ocurría. A quien yo diere el pan mojado, aquél es. Y mojando el pan, lo dio a Judas. El Señor dio a conocer al traidor mediante una señal. Pudo haberle comunicado expresamente a Juan el nombre de Judas. El Señor se portó con Judas con la misma amabilidad que con los demás que estaban a la mesa con Él, a pesar de que sabía que Judas estaba a punto de llevar a cabo su abominable traición.
Podríamos pensar que Juan quizá le hizo una saña a Pedro para indicarle de quién se trataba, pero la biblia no nos indica nada sobre eso. Es posible que no lo hiciera, quizá para no llamar más la atención; por otra parte, al conocer Juan el temperamento de Pedro, quizá este se hubiese avalanzado contra Judas.
El diablo había entrado en el corazón de Judas, pero igual él pudo en medio de esta circunstancia arrepentirse sinceramente, pero no lo hizo, tomó mayor determinación. El Señor le dijo, lo que vas a hacer hazlo más pronto. Con esto daba a entender Jesús no sólo que conocía bien los planes de Judas, sino que, siendo el amo y Señor de todas las cosas, era también el dueño de la situación. De esta manera entonces, Él mismo abandonaba a Judas al poder e influencia del diablo. Con esa respuesta es como si el Señor le dijese: Apúrate, no te tengo miedo; estoy listo para que me entregues.
Leamos el v28 Pero ninguno de los que estaban a la mesa entendió por qué le dijo esto. Ninguno de los que estaban a la mesa entendió por qué le dijo esto. No les cabía en la cabeza que Judas, uno de los doce, llegase a tal extremo de perversidad. Al ser Judas el administrador de los fondos, dieron por sentado que Jesús le había pedido que comprar lo necesario para la fiesta o que ayudara a los necesitados. Entre ellos había un vínculo de amor, no estaban acostumbrados a dudar entre ellos.
De esta manera entoces Judas salió, siendo de noche. El lugar y la hora conveniente para el arresto. Jesús no necesitó tomarle de la mano para sacarle a la calle; él mismo se fue de muy buena gana a continuar con su plan. Era de noche, literalmente había oscuridad, pero también había oscuridad en el corazón de Judas. No le importó la oscuridad ni el frío, ya que la noche le servía para desenvolverse y pasar desapercibido, pues la mayoría estaba descansando. Esta palabra debe llamarnos al arrepentimiento. Cuan diligente y esforzado puede ser alguien para hacer el mal. Y para hacer la obra de Dios a veces somos lentos y perezosos.
Quisiera cerrar este punto, mencionando lo que dije al principio. Jesús plenamente consciente de la traición, continúa sirviendo y amando a aquellos a su alrededor. Hermanos, el amor cristiano no es únicamente un sentimiento, sino un mandato que debemos cumplir activamente. Implica sacrificar nuestro yo por el bienestar de los demás, mostrando que el verdadero amor se manifiesta en acciones, especialmente en tiempos de prueba y deslealtades.
3. Ámense unos a otros (31-35)
3. Ámense unos a otros (31-35)
34 Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.
35 En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros.
El Señor les da esta orden, pero antes les dice que él es glorificado y que Dios es glorificado en él. Esto lo dijo apenas Judas salió. Recordemos que esa misma noche se llevó a cabo la cena del Señor, pero este evento no es mencionado por el apóstol Juan. Muy seguramente Judas no participó. Cuando la cena corriente terminó, salió Judas. Entonces el Señor con sus fieles discípulos, una vez que el traidor se había marchado, comienza a hablar con ellos de aspectos más profundos.
La crucifixión de Cristo iba a ser su exaltación. En esas palabras, el Señor se está refiriendo a que a pesar de sus inminentes padecimientos, Él sería glorificado. El Señor sería expuesto a la mayor humillación y deshonra. Cristo tenía ante su vista el gozo y la gloria que la muerte en cruz de daría y veía todo ello, no sólo como cosa elevada, sino también cercana.
En cuanto a los discípulos, es cierto que les convenía que Jesús se fuera para enviarles el Espíritu Santo, pero la presencia del Consolador no sería algo visible o palpalble como lo era el Señor para ellos. Ellos debían aprender a echar a andar solos físicamente, ahora dependerían de su fe en Dios. Pero ahora que el Maestro se va, ellos debían fortalecerse mutuamente por medio del amor fraternal. El Señor usa tres argumentos para estimular este amor fraternal:
a) El mandato del propio Maestro: Es un mandamiento nuevo, en realidad el mandamiento de amar al prójimo no era reciente, sino muy antiguo (Lev 19:18; Pro 20:22; Pro 24:29), pero necesitaba una renovación. Jesús lo renueva ahora dándole una fuerza con la que no va a necesitar más corrección; durará por toda la eternidad. “Ámense unos a otros como yo los he amado a ustedes”.
b) El ejemplo mismo del Salvador: «Como yo os he amado, que también os améis unos a otros». El amor del hombre es finito e imperfecto, pero Dios es amor. El Señor dio el ejemplo máximo de amor a la humanidad. Cristo nos manda ahora amarnos los unos a los otros «¡como Él nos amó!» Recordemos que el amor de Dios sobrepasa todo entendimiento (Efe_3:18-19). Cristo amó hasta el extremo (v. Jua_13:1), al dar la vida por sus ovejas (Jua_10:11, Jua_10:15). «Nadie tiene mayor amor que éste, que uno ponga su vida por sus amigos» (Jua_15:13).
c) El buen testimonio de nuestra fe: «En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor unos con los otros» (v. Jua_13:35). Mientras que la corriente de este mundo busca sus propios intereses, el cristiano debe distinguirse en servir a otros por medio del amor «servirse los unos a los otros por medio del amor» (Gál_5:13) y «sobrellevar los unos las cargas de los otros» (Gál_6:2). Nótese que no dice Jesús: «En esto conocerán todos que sois mis discípulos si predicáis buenos mensajes o si hacen milagros o si expulsan demonios. Todas esas actividades pueden llevarse a cabo sin amor. Recordemos 1 Corintios 13:1–3“Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe. Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.” Si los seguidores de Cristo no se aman mutuamente, están dando motivo para sospechar de su sinceridad.
El nuevo mandamiento que Jesús ofrece: amar a otros como Él nos ha amado. Este mandato debe inspirarnos a redefinir nuestras relaciones y comunidad en base al amor incondicional. En los momentos de discordia o separación, podemos recordar que ser seguidores de Cristo implica reflejar su amor divino e inmutable, estableciendo una nueva manera de vivir, contraria a la corriente de este mundo, que se condiciona el amor, que es un amor incluso hasta interesado.
Conclusión/Resumen
En resumen, esta palabra un recordatorio sobre la necesidad que tenemos de vivir en amor y servicio mutuo. Al enfrentarnos a conflictos, divisiones y el egoísmo cotidiano, este pasaje debe impulsarnos a recordar y practicar el amor incondicional que Cristo nos mostró, transformando nuestra comunidad y nuestra propia vida espiritual.
Aplicaciones
Podemos pensar que esta actitud de Judas nosotros no la haríamos. Judas estuvo tres años con el Señor, comía con él, fue testigo de sus milagros, pero no le amaba. La tentación en la que cayó Judas, fue no creer en Jesús, fue no seguir sus mandatos. Me gustaría compartirles tres aspectos prácticos de esta palabra
No llevemos una vida como la de Judas
Simulando algo que no somos. Escuchar la palabra de Dios, pero no aceptarla verdaderamente en nuestro corazón. Judas comía con Jesús y los otros discípulos, veía la obra de Dios, pero tenía juicios en su corazón hacia el Señor y su obra. Hermanos y también las personas que nos visitan, si alguno tiene críticas respecto a lo que aquí se hace, si viene por compromiso o por obligación. Si viene para que lo vean, si vienen para los demás no hablen… de corazón les doy un consejo, arrepíentase delante del Señor. Pida perdón a Dios y le garantizo que el Señor restaurará su corazón. Pero si aún así, usted persiste en esa actitud, lo más converniente es que usted busque otra iglesia para seguir creciendo en la fe. No hacerlo, es contraproducente para la obra de Dios y le garantizo que en su momento, deberá rendir cuentas al Señor.
Oro que un corazón sincero sirvamos a la obra de Dios juntos, dando los frutos que el Señor espera de cada uno de nosotros. No somos una iglesia perfecta, no hay ninguna en la tierra. La única iglesia perfecta está en el reino de Dios. Aprendamos cada día a sobrellevar las cargas, mantiendo nuestra mirada en Cristo, no en el hermano.
2. Perdona a partir del amor de Dios.
¿Te has sentido herido por la traición de un ser querido? Reflexiona en cómo Judas traicionó a Jesús y cómo el Señor lo trató. Tómate un tiempo para orar y pedir a Dios que te ayude a perdonar a quienes te han lastimado. Haz una lista de esas personas y elige una para escribirle un mensaje sincero, llamarlos, o verlos; expresando tu deseo de sanar la relación, aunque sea solo en tu corazón.
Si has sido traicionado por un compañero de trabajo, considera cómo Jesús manejó su traición. Dedica un momento para hablar con Dios sobre tus sentimientos de ira o frustración. Luego, elige actuar con gracia y compasión hacia esa persona.
Si te sientes decepcionado por líderes de la iglesia o hermanos en la fe que te han fallado, toma el ejemplo de Jesús, quien aún mostró amor a Judas. Comparte tu carga y busca la sanación a través de la confesión y el apoyo de tus hermanos en la fe.
3. Aplica el amor sacrificial de Cristo
Cristo es la personificación del amor sacrificial. Al dar Su vida por nosotros, cumplió el mandamiento del amor en su máxima expresión. Este pasaje no solo destaca su amor por los discípulos, sino que también apunta hacia su sacrificio en la cruz, que es la base del amor cristiano.
El verdadero amor, como el que nos mostró Cristo, nos transforma y nos llama a servir a los demás en humildad y sacrificio, estableciendo en nosotros un nuevo modelo para vivir en comunidad.
Agradezco al Señor por dejarnos el ejemplo perfecto de amor, en Cristo. Agradezco al Señor por mostrarnos que sí es posible llevar una vida de amar a otros sacrificialmente.
Leamos una vez más el VC