Una invitación al arrepentimiento

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El llamado de Dios al arrepentimiento es para sus escogidos, a los que ha llamado a a ser santos.

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Una invitación al arrepentimiento

Isaías 1:18–20Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. 19Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra; 20si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada; porque la boca de Jehová lo ha dicho.

Introducción

Asumimos que este es un llamado de Dios a los impíos. Y aunque es así, está llamado a su pueblo escogido, que le conoce, que tiene la Biblia y que le rinden culto y participan en las ceremonias instituidas por Él.
Aunque Los israelitas tenían la ley, rendían culto y servicio a Dios, no habían experimentado una genuina conversión: Isaías 1:11-13¿Para qué me sirve, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? Hastiado estoy de holocaustos de carneros y de sebo de animales gordos; no quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos. 12¿Quién demanda esto de vuestras manos, cuando venís a presentaros delante de mí para hollar mis atrios? 13No me traigáis más vana ofrenda; el incienso me es abominación; luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas, no lo puedo sufrir; son iniquidad vuestras fiestas solemnes.
El culto y el servicio no era agradable a Dios porque no lo hacían con sinceridad: Isaías 1:4¡Oh gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron a Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás.
En una época donde los pecados eran perdonados por medio de ritos y sacrificios, Dios invita al pueblo a un genuino arrepentimiento de corazón, confesando sus pecados con humildad y sinceridad.
Esta era una anticipación de la gracia, donde ya no necesitamos ritos y sacrificios, solo sinceridad, reconocer nuestra condición de pecado y humillarnos delante de Dios.

Presentarnos delante de Él

Isaías 1:18Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.
La humanidad entera a ofendido a Dios con el pecado, por tanto sus vestiduras santas están manchadas: Romanos 3:23por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” Nadie está libre de pecado. Isaías 53:6Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros.
El destino de la humanidad es el castigo eterno sin ninguna excepción, y Satanás se ha encargado de cegar el entendimiento para que no comprendan esta verdad.
El hombre escucha pero no entienden: Proverbios 28:5Los hombres malos no entienden el juicio; Mas los que buscan a Jehová entienden todas las cosas.
Prefieren rechazar a Dios
Pero el Dios ofendido es quien toma la iniciativa para una reconciliación. Isaías 1:18Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta…
La interpretación literal es venid luego dice El Señor y razonemos juntos.
Dios nos invita a que conversemos con Él, que presentemos nuestros argumentos de como vivimos el evangelio. Sin embargo, no podremos debatir con Dios sin que reconozcamos que Él tiene la razón.
Job quiso intentarlo: Job 13:3Mas yo hablaría con el Todopoderoso, Y querría razonar con Dios.
Pero llegó a la conclusión que no tenemos la capacidad para razonar con Dios: Job 42:2–3Yo conozco que todo lo puedes, Y que no hay pensamiento que se esconda de ti. ¿Quién es el que oscurece el consejo sin entendimiento? Por tanto, yo hablaba lo que no entendía; Cosas demasiado maravillosas para mí, que yo no comprendía.
Por tanto Job se humilló delante de Dios y reconoció su pecado. Job 42:5–6De oídas te había oído; Mas ahora mis ojos te ven. Por tanto me aborrezco, Y me arrepiento en polvo y ceniza.
Eso es lo que espera Dios de nosotros, renunciar a todos nuestros argumentos, razonamientos, excusas, pretextos, rendirnos delante de Él y obedecer a su Palabra.
Moisés quiso justificarse delante de Dios pero terminó obedeciendo.
Jeremías quiso renunciar a su llamado pero terminó siendo convencido: Jeremías 20:7Me sedujiste, oh Jehová, y fui seducido; más fuerte fuiste que yo, y me venciste; cada día he sido escarnecido, cada cual se burla de mí.” Con amor lo convenció.
Ahora Dios está llamado con amor al arrepentimiento.

Sangre eficaz

Isaías 1:18Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana.
Trabajé en una fabrica procesador de hule. Cuando la ropa se machaba con el hule y no se lavaba a tiempo, la mancha era imposible de limpiar, debía ser desechada la ropa.
Mucha gente piensa que los pecados que ha cometido son tan graves que Dios no puede perdonarlos, por una parte tienen razón porque el pecado es una mancha tan poderosa que ningún detergente de este mundo puede limpiarlo:
Jeremías 2:22Aunque te laves con lejía, y amontones jabón sobre ti, la mancha de tu pecado permanecerá aún delante de mí, dijo Jehová el Señor.
El escritor sagrado usa como figura un tinte muy poderoso que se utilizaba en la época: “Grana y carmesí”. Es un color rojo intenso que usaba para teñir ropa. Una vez aplicado este tinte, era imposible volver a dejar blanca la tela.
Pero no hay pecado que la Sangre de Cristo no pueda limpiar. Si los pecados son tan sucios como una mancha de grana o carmesí, la sangre de Cristo puede dejar tu vestidura tan blanca como la nieve o blanca lana.
El Señor está haciendo la invitación a limpiar nuestra alma de todo pecado.
Santiago 4:8Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones.
Él está dispuesto a hacerlo:
Isaías 44:22Yo deshice como una nube tus rebeliones, y como niebla tus pecados; vuélvete a mí, porque yo te redimí.

La decisión

Isaías 1:19–20Si quisiereis y oyereis, comeréis el bien de la tierra; 20si no quisiereis y fuereis rebeldes, seréis consumidos a espada; porque la boca de Jehová lo ha dicho.
A pesar de que el deseo de Dios es que seamos salvos, no forzará a nadie a recibir su regalo de amor.
Muchas personas rechazan la invitación porque están cegados en tinieblas.
Es necesario predicar el evangelio para que sean abiertos sus ojos espirituales.
Una vez la luz de la Palabra ilumina sus mentes con la verdad, cada debe tomar una decisión.
Apocalipsis 3:20He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.
La invitación está abierta: Si queremos y oímos, disfrutaremos de su bienestar, pero si no queremos y somos rebeldes sufriremos la consecuencia de nuestra decisión.
Si no quieres el perdón de Dios aquí en la tierra es porque no deseas disfrutar de su gloria eterna.
No te confíes porque tienes años en una iglesia o porque estas sirviendo en un ministerio, es necesario examinar nuestro corazón para evaluar si hemos sido limpiados con la sangre de Cristo.

Conclusión

El pueblo de Israel decidió rechazar la invitación de Dios. Ellos seguían con el culto y el servicio, creyeron que sus obras los salvarían sin un genuino arrepentimiento.
No caigamos en el mismo error, tu conoces cómo te has conducido en desobediencia a la Palabra de Dios, ¿Quieres justificar tus acciones? El Señor te dice: Ven luego y razonemos juntos.
Si el gusto por la mundanalidad, el rencor, la mentira, el odio, lascivia, chisme siguen en tu mente y corazón, necesitas acudir a la sangre de Cristo para que tus pecados sean limpiados.
Apocalipsis 14:7diciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas.
No rechaces la invitación.
HACER UNA ORACIÓN DE RECONCILIACIÓN.
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