Persevera en El Señor

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La prosperidad de los impíos y la aparente carencia nuestra provoca celos, frustración y envidia. Dios nos exhorta a confiar y esperar en Él pues nunca nos desamparará.

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Persevera en el Señor

Salmo 37:1–5 (RVR60)
No te impacientes a causa de los malignos, ni tengas envidia de los que hacen iniquidad. 2Porque como hierba serán pronto cortados, y como la hierba verde se secarán. 3Confía en Jehová, y haz el bien; y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad. 4Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón. 5Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará.

Conclusión

Cuantas veces nos hemos sentido frustrados porque no obtenemos lo que deseamos, o porque la vida no es fácil y placentera como quisiéramos.
Vemos textos como Salmo 23:1Jehová es mi pastor; nada me faltará.” o Filipenses 4:19Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.” o Mateo 7:7Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.” Y nos preguntamos porqué no se cumplen esas promesas en nosotros. Concluimos de que no tenemos suficiente fe o que Dios está enojado con nosotros por nuestro pecado.
Pero el Salmista nos presenta la razón por la que vivimos insatisfechos y frustrados.

No tengas celos de los malvados

Salmo 37:1No te impacientes a causa de los malignos, Ni tengas envidia de los que hacen iniquidad.
El Salmista David introduce su Salmo aconsejándonos no prestarle atención a la prosperidad de los impíos.
Hebreo kjará: No te impacientes, no tengas envidia, no te inquietes, no te irrites, no te enojes, no te acalores, no te exasperes, no te alteres a causa de los malignos.
Nos altera y ocupa gran parte de nuestra mente la prosperidad de los que no tienen temor de Dios.
Esto provoca en nosotros frustración y decepción que nos aflige, estorba nuestra comunión con Dios, nuestra perseverancia en el evangelio y contrista al Espíritu Santo.
El salmista nos advierte que el disfrute de ellos es temporal. Salmo 37:2Porque como hierba serán pronto cortados, Y como la hierba verde se secarán.
La causa es la envidia. “Ni tengas envidia de los que hacen iniquidad
La envidia es insatisfacción, no estar contentos con lo que tenemos.
Sin darnos cuenta estamos despreciando bendiciones por prestar atención a cosas materiales: La salud, la familia, las amistades, sobre todo la iglesia y nuestra comunión con Dios.
Suspiramos por baratijas cuando tenemos tesoros.
Entendemos entonces que no es que Dios no responda nuestra oración, es que queremos cosas que no necesitamos y que no nos convienen.
Santiago 4:3Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites.
1 Corintios 10:23Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica.
El hijo pródigo deseaba su herencia para gastar en deleites y terminó mal. (Lucas 15)

Confía en Jehová

Salmo 37:3Confía en Jehová, y haz el bien; Y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad.
Confiar en Jehová es fruto de una estrecha relación con Él, no un optimismo pasajero fruto de un acontecimiento emocional, porque sintió algo o le dijeron algo, sino una confianza permanente en cualquier circunstancia.
La confianza en El Señor se pone a prueba en la calamidad: Salmo 46:1–31Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. 2Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar; 3Aunque bramen y se turben sus aguas, y tiemblen los montes a causa de su braveza. Selah.
Hacer el bien se refiere a servir, ayudar o ocuparse de nuestro prójimo, no de acciones egoístas que nos beneficien únicamente a nosotros. Como los que dicen voy hacer el bien no metiéndome con nadie de manera que no le habla del amor de Dios a otros.
La confianza en el Señor producirá fruto de buenas obras. No se trata más de nosotros sino de nuestro prójimo. 1 Corintios 10:24Ninguno busque su propio bien, sino el del otro.
…Habitarás en la tierra…” Vivirán bien, gozarán de seguridad a pesar de los ataques del enemigo. Ninguna oveja de Cristo perecerá: Juan 10:27–29Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, 28y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. 29Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.
…Te apacentará la verdad.” Apacentar es proveer para las necesidades principales. Tendrás todo lo necesario para subsistir: Filipenses 4:19Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.
La verdad es Jesús y Él es nuestro pastor: Salmo 23:1Jehová es mi pastor; nada me faltará.

Peticiones del corazón

Salmo 37:4–5Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón. Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará.
Una vez hemos renunciado a la envidia y hemos aprendido a dejar de prestarle atención a las jactancias y prosperidad de los impíos…
Cuando hemos aprendido a confiar en el Señor aún cuando las circunstancias parezcan adversas, entonces en nuestro corazón habrán peticiones conforme a la voluntad de Dios. Filipenses 2:13porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.
No es que Dios nos obliga a hacer lo que no queremos, sino que nos libera de los deseos engañosos del pecado que nos conducen al dolor, insatisfacción y muerte eterna.
Implanta en nosotros su naturaleza de santidad la cual produce en nosotros deseos conforme a su voluntad, lo cual es conveniente y beneficiosos para nosotros.
Las peticiones de nuestro corazón no se centrarán en codiciar riquezas o bienes materiales sino en espirituales.
Tampoco se centrará en deseos egoístas que satisfagan la depravación de la carne sino que el bienestar de la comunidad. El bienestar de nuestra comunidad es el bienestar propio. Gálatas 6:2Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo.
Jeremías 29:7Y procurad la paz de la ciudad a la cual os hice transportar, y rogad por ella a Jehová; porque en su paz tendréis vosotros paz.

Conclusión

El Señor nos invita a desposarnos de la envida que nos esclaviza a la insatisfacción, amargura y nos hace descuidar nuestra vida espiritual.
No nos preocupemos porque el impío prospere materialmente, más bien oremos por ellos y hablémosle de Cristo para que sean salvos.
Ten la seguridad de que el Señor tiene la bendición que tú y tu familia necesitas. Salmo 34:10Los leoncillos necesitan, y tienen hambre; Pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien.
Aprende a confiar en El Señor y no en las circunstancias. Dios tiene el control de todo, ten paz en tu corazón tu vida está segura en las manos de Dios.
De esta manera, verás cumplidos todos tus deseos.
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