El poder de la restauración #3
1 Cuando Jesús regresó a Capernaúm varios días después, enseguida corrió la voz de que había vuelto a casa. 2 Pronto la casa donde se hospedaba estaba tan llena de visitas que no había lugar ni siquiera frente a la puerta. Mientras él les predicaba la palabra de Dios, 3 llegaron cuatro hombres cargando a un paralítico en una camilla. 4 Como no podían llevarlo hasta Jesús debido a la multitud, abrieron un agujero en el techo, encima de donde estaba Jesús. Luego bajaron al hombre en la camilla, justo delante de Jesús. 5 Al ver la fe de ellos, Jesús le dijo al paralítico: «Hijo mío, tus pecados son perdonados».
6 Algunos de los maestros de la ley religiosa que estaban allí sentados pensaron: 7 «¿Qué es lo que dice? ¡Es una blasfemia! ¡Sólo Dios puede perdonar pecados!».
8 En ese mismo instante, Jesús supo lo que pensaban, así que les preguntó: «¿Por qué cuestionan eso en su corazón? 9 ¿Qué es más fácil decirle al paralítico: “Tus pecados son perdonados” o “Ponte de pie, toma tu camilla y camina”? 10 Así que les demostraré que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados». Entonces Jesús miró al paralítico y dijo: 11 «¡Ponte de pie, toma tu camilla y vete a tu casa!».
12 Y el hombre se levantó de un salto, tomó su camilla y salió caminando entre los espectadores, que habían quedado atónitos. Todos estaban asombrados y alababan a Dios, exclamando: «¡Jamás hemos visto algo así!».
16 »Pero todos los que te devoran serán devorados,
y todos tus enemigos serán enviados al destierro.
Todos los que te saquean serán saqueados,
y todos los que te atacan serán atacados.
17 Te devolveré la salud
y sanaré tus heridas —dice el SEÑOR—,
aunque te llamen desechada, es decir,
“Jerusalén, de quien nadie se interesa”».
23 Ahora, que el Dios de paz los haga santos en todos los aspectos, y que todo su espíritu, alma y cuerpo se mantenga sin culpa hasta que nuestro Señor Jesucristo vuelva. 24 Dios hará que esto suceda, porque aquél que los llama es fiel.