Romanos 8:1-4

Notes
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Introducción
Introducción
La otra semana estudiamos Romanos 7:14-25.
Vimos que como creyentes tenemos dos naturalezas: la carne (la vieja naturaleza) y el espíritu (la nueva naturaleza). Entre las dos hay una lucha espiritual constante. A veces, es desalentadora, porque gana la carne cuando no queremos. Pero, hay solución. Se encuentra en el ES. Si cedemos a él en nuestras vidas, tendremos la capacidad de superar la vieja naturaleza.
Es de ese tema que nos habla el capítulo 8. La solución a nuestra batalla contra la carne y el pecado es el Espíritu Santo.
La solución no consiste en poner nuestra voluntad en pugna contra la carne, sino en rendir nuestra voluntad al Espíritu Santo.
Warren Wiersbe
Vamos a leer Romanos 8:1-4.
Desarrollo
Desarrollo
1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. 3 Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; 4 para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
Ahora, pues - Todo lo que tenemos y disfrutamos en nuestra vida espiritual se basa en la obra redentora de Jesus (7:25).
ninguna condenación - No hay condenación para el creyente. Ninguna. Esta declaración debería hacer saltar de alegría a cualquier hijo de Dios en cualquier etapa de su vida. Cuando enfrentemos a Dios no nos condenará nunca.
los que andan - Nuestra vida ha sido caracterizada por la transformación que ha hecho el ES. El creyente ya no quiere andar como andaba, quiere andar según la voluntad de su nuevo maestro.
v.2 - la ley del pecado - Esto es el poder del pecado que resulta en la muerte.
v.2 - la ley del Espíritu - Esto es lo que libera al creyente de la ley anterior. Esta ley dice que los creyentes viviendo en el mundo pueden romper el poder del pecado por vivir en unión con Cristo. El ES obrando en el creyente es el que da esa victoria.
v.3 - era imposible para la ley - El problema era de la debilidad de nuestra carne. La ley en si no podía darnos la fortaleza necesaria para superar el pecado. La ley solo condenaba.
v.3 - Dios, enviando a su Hijo - Lo que la ley no pudo hacer el Hijo de Dios logró. Cristo vino “en semejanza” de nuestra carne pecaminosa. Cristo hizo lo que no pudimos y recibió lo que merecimos. Lo que la la ley nos demandaba, Cristo lo satisfizo.
v.4 - la ley se cumpliese en nosotros - Ya que Cristo pagó la pena por nuestros pecados, Dios no nos condenará. ¿Por qué? Porque estamos en Cristo y no podemos ser juzgados de nuevo por lo que él ya fue juzgado.
Aplicación doctrinal
La ley trae condenación
10 Porque todos los que son de las obras de la ley están bajo maldición. Porque escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas que están escritas en el libro de la ley, para hacerlas.
Cristo nos ha liberado de la condena de la ley
13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque escrito está: Maldito todo aquel que es colgado en un madero),
Por medio del ES, ya vivimos la vida que Cristo quiere que vivamos
20 Con Cristo estoy juntamente crucificado; mas vivo, ya no yo, sino que Cristo vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.
Aplicación práctica
Esta libertad de la vida anterior es nuestra para disfrutar
10 El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
Se hace por andar en en ES
17 Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.
Esto se hace, por andar según su palabra
31 Entonces dijo Jesús a los judíos que habían creído en Él: Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; 32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.
Conclusión
Conclusión
En la historia de la Reforma, Martín Lutero luchó intensamente con la idea de la condenación. Tras descubrir Romanos 8:1, se sintió liberado, entendiendo que su salvación no dependía de sus obras, sino de la fe en Cristo. Esta revelación fue un punto de inflexión, no solo en su vida, sino en la historia de la Iglesia, al enfatizar la gracia de Dios sobre la condenación.
Gracias a Dios hermanos. En Cristo, no hay condenación. Cristo derrotó el pecado por nosotros. Ya, estando en él y andando en unión con su ES, podemos vencerlo también y vivir una vida de libertad espiritual aquí en este mundo.